No sé que me habrá hecho la Iglesia en otra vida. No lo puedo evitar. Invariablemente, estoy del lado del pecado. Lo siento por S.S. Benedicto XVI. De verdad que no es premeditado. Si no puedo pecar por mí mismo, procuro ayudar a todo el que me rodea a hacerlo. Es algo que me sale sólo, como celebrar un gol del Real Madrid o mirar los pechos a una mujer.
No trato de hacerle la competencia a ninguna religión. Lo mío no es el satanismo. Supongo que sigo conservando ese impulso infantil a transgredir las normas. Será inmadurez, cinismo o ganas de incordiar. Vaya usted saber.
"Sólo me arrepiento de los pecados que no he podido cometer." Lord Byron.
2 comentarios:
Y espero que nunca dejes ese cinismo del que hablas, es un cinismo encantador, ya lo sabes...
besitos
Mi querida Ladychena, gracias por serguir contándote entre mis fieles. Espero que además de leernos mutuamente, que ya es un placer, nos veamos pronto. Besos a ti también.
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