jueves, 30 de abril de 2009

Rosa Aguilar

El pasado día 24 de abril Rosa Aguilar Rivero abandonó la alcaldía de Córdoba para pasar a covertirse en Consejera de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, abandonando, a su vez, Izquierda Unida.
De esta forma, terminaba una década como Alcaldesa de Córdoba. Me asaltaba la duda de ser o no objetivo a la hora de analizar su trayectoria o su perfil político. He decidido que no puedo ser objetivo. Como cordobés y como persona comprometida no puedo poner paños calientes. No puedo amordazarme por miedo a parecer resentido.
Tengo que empezar por indignarme por la imagen que Rosa Aguilar tiene en todos los medios de comunicación, de cualquier ideología. Y me indigna porque es falsa. Rosa Aguilar, para empezar, es una persona antipática, fría, y aburrrrida (así, con muchas erres, como dijo Renata de Federico). Coincidí con ella en diversas en ocasiones entre 1993 y 2003, y puedo dar fe de ello y de que, incluso socialmente, es una compañía incómoda. Así que no entiendo como los periodistas de este país y de España se han dejado engañar por ese perfil público absolutamente prefabricado y artificioso de "cara amable" de Izquierda Unida.
Pero eso sería disculpable si no fuese por la otra gran, y mucho más grave, mentira sobre la trayectoria política de Rosa Aguilar: su gestión al frente del Ayuntamiento de Córdoba. Rosa Aguilar es lo peor que le ha pasado a Córdoba desde la Fitna de Al-Ándalus (guerra civil), cuando la ciudad fue saqueada y los tesoros de Medina Al-Zahara y Medina Al-Zahira, destruidos y arrasados. Me da igual que la hayan votado tres veces como Alcaldesa (lo cual es sólo cierto en la segunda ocasión; la primera y la tercera ganó el Partido Popular por mayoría simple). Porque el pueblo también se equivoca: el pueblo de Atenas desterró a Sócrates y el pueblo alemán votó a Adolf Hitler. Y en el caso que nos ocupa el error ha sido tan clamoroso como en los ejemplos citados.
Rosa Aguilar no ha hecho nada bueno al frente del Ayuntamiento. Digo nada en un sentido absoluto y totalizador, en el más amplio sentido del término. En una década, no ha terminado ninguna infraestructura importante para la ciudad. Se ha dedicado a vender el humo de una presunta capitalidad cultural. Pero en realidad no ha hecho nada real por conseguir este loable objetivo.
Mentiras, mentiras y más mentiras. Diez años de escandalosas, terribles, enormes, vergonzosas, infames mentiras, en eso se resume el mandato de Rosa Aguilar. Rosa Aguilar ha aplicado en principio, inventado por Goebbels, de que una mentira, si se repite lo suficiente, acaba convirtiéndose en verdad.
Rosa Aguilar es falsa hasta en el nombre, puesto que fue bautizada como Joaquina Aguilar Rivero. No, como ella difunde, "Joaquina Rosa". Eso es completamente falso, y dispongo de pruebas y testigos. Sólo cuando se acercó a treintena hizo el correspondiente cambio en el Registro Civil.
Por último, Rosa Aguilar ha llegado hasta dónde ha llegado gracias a los cruciales, fundamentales, y hasta cierto punto incomprensibles, apoyos de Julio Anguita cuando la carrera de "La Quina", como se la conocía en los tiempos gloriosos del PCE, estuvo a punto de verse truncada por alguno de los huracanes internos de Izquierda Unida. Pero Rosa, traidora, desagradecida hasta el último momento, no ha dudado en huir de una Alcaldía que todos daban por perdida en las próximas elecciones para pasarse de bando. Que nadie se equivoque. La ideología de Rosa Aguilar se resume en dos palabras: Rosa Aguilar.
Sólo me queda decir que no se equivoque Rosa. Lejana y sola, Córdoba callada. Y Córdoba no paga traidores.

jueves, 23 de abril de 2009

Frases célebres XVII

"Rosa Aguilar es una mezcla de Fidel Castro e Isabel Pantoja." Álvaro de los Ríos, militante andalucista.

viernes, 10 de abril de 2009

Esperanza Oña te odia

Sé que puede sonar fuerte. Pero si eres vecino de Fuengirola y tienes un coche esta afirmación es absolutamente cierta.
Al principio pensé que era simple incompetencia pero ahora ya estoy convencido de que sencillamente, la alcaldesa de Fuengirola nos odia. Uno de los atractivos que tiene (o tenía) Fuengirola es que la mayor parte del año era un sitio especialmente tranquilo. Lo que es lógico ya que aquí dos de cada tres viviendas están desocupadas la mayor parte del año. Pero la señora Oña ha procurado en los últimos años que en cada reforma que se hace en las calles de nuestra ciudad se quiten la mayor cantidad de plazas de aparcamientos posible. Así aparcar en las calles de Fuengirola se está convirtiendo en una aventura y durante el verano en una misión imposible. Y lo mejor es que no lo hace para conseguir nada en concreto. Es decir, salvo llenar de aceras zonas por dónde no pasa nunca nadie (antes pasaban para ir a buscar su coche, claro).
Lo peor es que sospecho que está intentando que los que no tenemos cochera compremos una plaza (en realidad ni siquiera es comprada, es cedida por 50 años creo) en los aparcamientos que ha construido el Ayuntamiento y que gestionan ciertas empresas privadas. Tiene tela.

lunes, 6 de abril de 2009

Pensamientos X

Son las 7:50 de la mañana. Desayuno mientras escucho el Hallelujah de Leonard Cohen a toda hostia. El mundo es un sitio bonito.