miércoles, 19 de diciembre de 2007

Felicidades

Este año me he propuesto adelantarme a la avalancha de mensajes que recibiré en mi teléfono móvil en las próximas fechas. Así que he decidido felicitar las fiestas, el año nuevo y todo lo que fuera de menester, a todos mis amigos y lectores desde esta nuestra pequeña tribuna. Daos todos por felicitados, pues.
Particularmente voy a aprovechar para exponer mis deseos para el año próximo:
- Que los andalucistas triunfemos en las elecciones de marzo.
- Que los yanquis elijan a un Presidente (o Presidenta) que se parezca al de "El Ala Oeste de la Casa Blanca".
- Tener con las mujeres, al menos, el mismo éxito que ellas tienen conmigo.
- Que los pobres del mundo sean menos pobres.
- Que agarren de una vez a Bin Laden. A ver si deja de decir sandeces sobre Al-Andalus, el muy inculto.
- Que Hugo Chávez lea más y hable menos.
- Que Cuba tenga un futuro mejor que su presente, y que lo decidan los cubanos.
- Que los palestinos y los israelíes se arreglen de una puta vez.
- Que a Vidal-Quadras le salga una fístula anal del tamaño de un balón de reglamento.
- Que Jiménez Losantos se quede mudo.
- Que Manolo Chaves y sus hermanos dejen de vivir a nuestra costa.
- Que Ángel Acebes se haga misionero y se vaya al Amazonas, para no volver jamás.
- Que jodamos el Planeta menos de lo que lo hacemos. Estamos cagando en el salón de nuestra casa e intentamos fingir que no huele.
- Que los Rolling Stones salgan otra vez de gira y pueda verlos en directo.
- Que mis sobrinos sigan creciendo felices.
- Que Raúl levante la Décima.
- Y que me toque la lotería, aunque sea un piquito, coño.
Feliz año nuevo.
Happy new year.
Bonne nouvelle année.
Hyvää Uuttavuotta.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

La Buhardilla

El pasado viernes noche lo pasé en compañía de mis amigos en Córdoba. La fiesta finalizó como otras muchas veces, en La Buhardilla.
En un frío invierno de 1989 (corríjanme si me equivoco), abrió sus puertas este insigne local de la noche cordobesa. Huyendo de la música disco y demás líos bailables, fue un éxito desde sus comienzos. Consagrada al pop y al rock and roll, principalmente en español, se convirtió en el santuario de aquellos a los que las modas siempre nos dieron igual. Mi amigo y compañero Antonio Zafra oficiaba cada noche de fin de semana la ceremonia colectiva del rock. Mi generación fue la última enganchada a aquello de "una batería, un bajo y una guitarra".
Recuerdo entrar en aquella lata de sardinas con 15 años rodeado de los amigos de mi hermano en Empresariales. Era el pitufo de la pandilla. Pero capté desde el principio el encanto del lugar.
Luego, mis amigos y yo nos abonamos a noches de buena música, sin ligar nunca, eso sí. Allí, al compás de los Rolling, Loquillo, o Héroes del Silencio (sic.), hemos sido grandes, acaso por unos instantes, por unos minutos.
En estos tiempos en que escasean los principios, en esta época en que nadie es fiel a nada, se agradece que haya lugares que siguen siendo fieles a sí mismos, a nosotros también. Ojalá la Buhardilla no cierre nunca.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La serpiente dorada.

Cuando uno llega en avión a Málaga, de noche, se puede observar un gran espectáculo. De Manilva al Rincón de la Victoria una serpiente dorada se recuesta sobre el mar. Las luces de todas las ciudades forman una unidad. En cierto modo esa imagen tiene algo de real. Frank Sinatra cantó que Nueva York era la ciudad que nunca duerme. La serpiente dorada tampoco.
La Costa del Sol es un lugar único. Aquí nos apiñamos cerca de un millón de personas. Hay casi doscientas nacionalidades diferentes. En general, este es un lugar de convivencia. Andaluces, españoles, británicos, marroquíes, escandinavos, alemanes, irlandeses... La lista es similar a la de los países que forman las Naciones Unidas.
Cada uno viene aquí con su idioma, su cultura, sus tradiciones. Y nos mezclamos. Trabajar con gente que tiene diferente cultura te obliga a comprender al otro. Cuando veo por la tele esas guerras civiles, enfrentamientos entre vecinos por la raza o la religión, es como si ocurriera en otro planeta. Aquí conozco judíos, musulmanes, protestantes en sus diferentes versiones, católicos, lógicamente. Nadie es extranjero en la Costal del Sol. Hoy es 2 de diciembre. He estado tomando el sol en la playa. Hace un día magnífico. No hay otro lugar en el mundo dónde me gustaría vivir.
Andalucía es, de nuevo, tierra de acogida. Somos lugar de mezclas. Aquí estamos pariendo una nueva identidad. Andalucía se redescubre a sí misma, otra vez. Cada cambio, cada mezcla, nos hace más fuertes. Así se ha forjado nuestra identidad en un proceso dialéctico dónde dejamos algo de nosotros para abrirnos a otras culturas. El cambio ya ha comenzado. Ya hay una generación de andaluces hijos de extranjeros. Aún están en busca de su identidad.
Todos convivimos aquí en las tripas de la serpiente dorada, que nunca duerme, que siempre se mueve por dentro.