martes, 20 de mayo de 2008

Trece días

En muchas de las ocasiones en que estoy agobiado vuelvo a ver la película Trece Días. Es de esas películas que no han pasado a la historia ni pasaran. Sin embargo, a mí me encanta. La película está bien hecha no porque sea un prodigio de dirección, sino en tanto, desde mi punto de vista, y hasta dónde yo sé, refleja muy bien cómo se vivió en el Gobierno de los Estados Unidos la llamada "Crisis de los misiles de Cuba".
Evidentemente, tiene su sesgo histórico, puesto que se basa en el testimonio personal de Kenneth O'Donnell, secretario particular del Presidente John Fitzgerald Kennedy. Sesgo que consiste, básicamente, en la relevancia del papel que el mismo relator jugó en aquellos hechos.
Por si hay alguien despistado sobre lo que fue dicha crisis haré un breve resumen. Sintiéndose, no sin motivos, amenazado por los Estados Unidos, Fidel Castro decidió aceptar la propuesta soviética de colocar misiles nucleares en Cuba. Descubierta la maniobra por los norteamericanos en octubre de 1962, lo consideraron una amenaza de tal calibre que el mundo (sí, el mundo, todos nosotros, o más bien nuestros padres, yo no había nacido) estuvo al borde de una guerra nuclear total, que hubiese conllevado la práctica desaparición de la raza humana o, cuando menos, de la civilización que conocemos hoy día. La crisis se saldó con la retirada de los soviéticos de Cuba a cambio de la promesa norteamericana de no invadir Cuba y la retirada de los misiles nucleares americanos de Turquía.
Trece días transcurrieron desde el descubrimiento a la solución de la crisis. En España, si preguntáis a nuestros padres es probable que ninguno se enterase bien de lo que estaba pasando. La España de Franco se concentraba exclusivamente en los bailes regionales, las faenas del Cordobés, y las Copas de Europa del Real Madrid.
En Estados Unidos hubo miles de personas que se quedaron en vela noches enteras esperando a ver como caían los misiles. Las Iglesias permanecieron abiertas más de una semana en horario ininterrumpido para rezar. El planeta sufrió el más serio riesgo de ser destruido de la Historia.
Lo que más me gusta de la película es que refleja como los máximos responsables del Gobierno norteamericano empezando por el Presidente Kennedy, su hermano y Fiscal General (Ministro de Justicia), Bob Kennedy, y el mismo Ken O'Donnell (se echa en falta alguna aparición del más que influyente Vicepresidente, Lyndon B. Johnson, más tarde Presidente) lo pasaron realmente mal. El Presidente toma tranquilizantes con whiskey y no duerme. Teniendo en cuenta a los militares, y parte de los políticos, que le rodeaban era para tomarse eso y más. Por eso cuando los veo en esa situación pienso "lo mío no son problemas".
También habla bien de la política. El Presidente Kennedy corrió un riesgo político inmenso en aquella crisis. De hecho, no pocas hipótesis aseguran que aquellos hechos fueron los que realmente le costaron la vida. En ese momento no sólo demostró ser un hombre de principios. Sobre todo, demostró ser un astuto político que utilizó todos los resortes del poder para impedir una guerra de la que estaba convencido, contra la opinión mayoritaria de sus militares, que no habría vencedores, sino sólo vencidos. Algunos deberían tomar nota.

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