lunes, 25 de agosto de 2008

Edu

Por motivos de trabajo, conozco hace casi un año a un chico brasileño. Se llama Eduardo. Trabaja de mensajero. Su trabajo es duro. Son muchas horas transportando bultos, algunos muy pesados, siempre con el tiempo encima.
El otro día tuvo un pequeño accidente de tráfico, con tan mala suerte que chocó con un coche de la Policía Local. Entonces se puso al descubierto lo que podíamos sospechar hace tiempo. Edu estaba aquí de forma ilegal. Hoy, un compañero suyo me ha confirmado que ha sido ya deportado a Brasil.
Yo no digo que esté bien que entre gente sin papeles. Pero me juego lo que queráis a que al empresario que lo contrató, sabiendo que no tenía papeles, sin pagar seguridad social ni desempleo, pagándole bastante menos que al resto de sus compañeros y haciendo más horas que nadie, no le pasará nada. Como mucho tendrá que enfrentarse a la mirada de desaprobación de algún ceñudo funcionario tan apático como desinteresado.
Sin duda, vivimos en el paraíso de los derechos sociales. Para eso sirve la Constitución, la legislación Laboral y el Poder Judicial. Todos ellos proceden de la misma maloliente cloaca de la hipocresía burguesa. La Justicia y las Leyes que tenemos en España son un ejemplo señero de una superestructura, en el sentido más marxista del término. Es decir, su finalidad es favorecer siempre a los ricos pero procurando justificarlo y taparlo de algún modo. Ni al Sheriff de Nottingham se le habría ocurrido nada mejor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado la historia de Edu. No me quiero poner lilón pero por muy trilladas que parezcan las historias reales aderezadas de casualidades no me dejan de conmover. Por cierto, auqneu quizás no sea el lugar ansío tus pedetes sobre Obama y su propuesta de Vicepresidente. Coño, jinete, que el 4 de noviembre está a la vuelta de la esquina y aún albergo la esperanza de que podamos votar todos los "súbditos" del imperio. Si esto fuera Roma otro gallo cantaría. Una recomendación: "La guerra de Charlie Wilson" para ser americana no está mal si la despojas del patrioterismo americano. Buenos diálogos y papel que le viene como anillo al dedo a Philip Seymour Hoffman. Con qué poquito me conformo ya.