martes, 30 de octubre de 2007

Ataques a la Monarquía

Yo no voy a criticar a la Monarquía Española. Que nadie me confunda. No lo voy a hacer porque no lo creo necesario, pero además no podría. Porque en España tenemos, por suerte, unos jueces y unos fiscales que saben bien ocuparse de los asuntos realmente importantes.
La España del socialtalante zapateril es un remanso de paz. Estamos en un país dónde ya no hay traficantes de drogas, ni blanqueo de capitales, ni estafas masivas. En España no hay mujeres que sean asesinadas y torturadas por sus parejas o exparejas, ni hay crímenes racistas, ni tráfico de personas, ni ladrones, ni prostitución. Ahora el gran peligro para España es el ataque que se prepara contra la Monarquía.
Hacen muy bien nuestros jueces y fiscales en parar esto ahora. Porque la conjura está en ciernes, pero se ve venir. Estas cosas siempre empiezan igual. Una caricatura por allí, unas declaraciones por allá, un rapero acullá, unas fotos quemadas. Y luego va in crescendo. Así empezaron en Francia en 1789.
No tengo pruebas pero intuyo cual es el paso culminante de esta estrategia de desestabilización. Están buscando una nueva Bastilla que tomar. Hasta se puede vislumbrar su víctima propiciatoria. Si uno se fija bien, el Estadio Santiago Bernabéu se asemeja por fuera a la famosa fortaleza parisina. Además del parecido arquitectónico tiene más cosas en común con el susodicho edificio. Es el Estadio del "Real" Madrid y este hecho puede parecer simbólico aunque realmente no significa nada. Como la Bastilla, que no tenía uso práctico en el momento de ser asaltada. Pero bien a gusto que se quedaron.
La conjura estará, sin duda, encabezada por un grupo de culés-republicanos-independentistas. Esa es la punta de lanza de la subversión. Sin embargo, no creo que estén solos. Al fin y al cabo, desplazarse una masa de catalanes sospechosos hasta Madrid implica ciertas complicaciones. Sobre todo si lo van a hacer en tren. Tendrán que tener seguro ayuda de los núcleos de descontentos habituales de estas cosas: actores, cómicos, dibujantes de viñetas, anarquistas y okupas. Y hasta me atrevería decir que habrá algún grupúsculo, minoritario pero radical, de hinchas del Atlético que proporcionarán la infraestructura y el ácido bórico. En España no se puede conspirar sin ácido bórico. Sea para ocultar explosivos o para que a la masa subversiva no le huelan los pies (sic.). Intentarán implicar además a algún amable agente de la Policía Local de Las Cabezas de San Juan, para que enarbole el estandarte de Riego encabezando la rebelión.
Aparentemente (y en el fondo tampoco), ocupar el Estadio Santiago Bernabéu no tiene utilidad ninguna. Pero en eso consiste la subversión: su objetivo es crear confusión. En la confusión nos arrastrarán a todos al caos que precederá al advenimiento del súcubo republicano.
La perspectiva posterior sería desoladora. Desprovistos de Monarca que nos proteja, España caerá en las manos despiadadas de las hordas separatistas. Se crearán los "paisós culés", dónde no se hablará español, bajo pena de muerte o de quitarle a uno el canal satélite para que no pueda ver al Barça. Después los vascos, colaboradores mendaces y silenciosos de la conjura, invadirán Navarra. Le dedicarán el Estadio de Osasuna a Josu Ternera y, lo que es peor, prohibirán los toros de Mihura en los encierros de San Fermín, porque ni son vascos, ni tienen RH, ni ná de ná.
Canarias se convertirá en unas nuevas Caimán, paraíso fiscal a este lado del atlántico. Ceuta y Melilla serán entregados al latrocinio del moro. Los británicos (¡Ah, pérfida Albión!), atentos siempre a cualquier signo de debilidad hispánica y dado que ya se han comprado la mitad de la Costa del Sol, aprovecharán el desorden para poner la verja de Gibraltar en Estepona. La Francia republicana y antiborbónica nos invadirá bajo el pretexto de protegerse del caos. Los portugueses, más modestos, se conformarán con ocupar Olivenza, provincia de Badajoz. Parece que no pero es un pico, oiga.
Quedará, sin embargo, siempre la esperanza de que el Alcalde de Móstoles, que gracias a Dios es del PP, pueda lanzar el mismo llamamiento que hizo su antecesor en el cargo: "¡Españoles, la Patria está en peligro! ¡Acudid a salvarla!".
Somos realmente afortunados de que, gracias a nuestros tribunales y a nuestro Rey, legítimo heredero de la dinastía histérica, como dice nuestra amada Constitución, todo esto no vaya a ocurrir.
De hecho, cada vez que pago un café con su IVA o me tomo un whisky, o recibo mi nómina mensual con sus correspondientes retenciones, lo único que me alivia es pensar que estoy ayudando a salvar a España. Lo que de verdad me reconforta es saber que estoy contribuyendo a los patucos de la Infanta Sofía, o a la braga-pañal de la Infanta Leonor, o a pagarle las vacaciones a Don Jaime de Marichalar. Los humildes y leales súbditos de Su Majestad estaremos siempre dispuestos a todo sacrificio para reforzar a esta sacra institución sin la que España sería pasto de las llamas.
Aún así, voy a despedirme citando un clásico, siempre que no sea interpretado como una ataque a nuestra más alta institución.
"Al Rey la hacienda y la vida
se ha de dar; pero el honor
es patrimonio del alma,
y el alma sólo es de Dios."
Pedro Crespo, en El Alcalde de Zalamea, Calderón de la Barca.
Fe de erratas: Señores fiscales, dónde digo "dinastía histérica" debe decir "dinastía histórica". Perdón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí tu lectora incondicional.

Lo has bordao, chiquillo, que arte tienes... ^_^

Un besito

Anónimo dijo...

La Rubia Albion

Jinete Nocturno dijo...

Anónimo, no sé qué quiere decir lo de la Rubia Albión. Si me lo aclaras te lo agradeceré.