miércoles, 28 de mayo de 2008

La política y la Segunda Guerra Mundial

Como todo aficionado a la Historia, desde pequeño me ha fascinado la Segunda Guerra Mundial. Fue el mayor conflicto bélico de la raza humana. Sus cifras son demoledoras. Más de sesenta millones de muertos entre militares y civiles. Millones de toneladas de explosivos lanzados. El intento de exterminio sistemático de la raza judía. La capacidad de los nazis de construir un poder militar hasta entonces nunca visto. El lanzamiento de las dos únicas armas nucleares utilizadas hasta hoy en una guerra. Muchos motivos para que sea algo sugerente.
También pasé por las diferentes fases de estudiar todas las grandes batallas, la tecnología militar, y a los grandes militares. A primera vista, de ese conflicto siempre llama la atención primero el factor militar. Después de darle muchas vueltas a todo, he llegado a la conclusión de que el factor militar estaba subordinado a las decisiones políticas. Decisiones políticas, estratégicas, que condicionaron el conflicto desde el principio, incluso antes desde empezar.
Puedo hacer un repaso, no exhaustivo, sobre algunas de ellas. En Alemania los nazis tenían preparado un ejército, que a pesar de lo dicho era relativamente pequeño y desde luego no preparado para una campaña larga. Cuando afrontaron la campaña de Rusia creyeron, por motivos ideológicos, que el régimen comunista se desharía como un azucarillo una vez vencido el Ejército Rojo. Efectivamente, los nazis hicieron trizas el Ejército Rojo de seis millones de soldados, en seis meses. Sin embargo, la dictadura soviética demostró una capacidad terrible para levantar un nuevo Ejército de diez millones en el mismo tiempo.
Los británicos se equivocaron, hasta la llegada del preclaro Churchill, en casi todo. No valoraron correctamente al régimen nazi y Baldwin primero y Chamberlain después creyeron que los discursos de Hitler eran palabrería. Su mentalidad de políticos decimonónicos les impedía ver lo que estaba ocurriendo en el continente. Intentaron apaciguar a Hitler cuando podían haberle hecho frente fácilmente y le enfrentaron cuando era demasiado poderoso.
Francia erró en un sentido similar. Inventaron una doctrina, tan nueva como inútil, sobre la guerra defensiva. Durante la invasión de Polonia el Ejército alemán tenía apenas 50.000 hombres en la frontera francesa, frente al millón largo de franceses. Con una proporción de 20 a 1 hasta un niño de cinco años hubiera podido ganar. Doscientos mil franceses abriéndose camino hacia Munich hubiese cambiado el curso de la guerra. Pero no lo hicieron porque creían que tenían que hacer una guerra "defensiva". El desastre de la anterior guerra impidió a los políticos franceses tomar la decisión correcta.
El único país que creo que sí tomo sus decisiones políticas correctas pero falló en la táctica fue Japón. Los japoneses atacaron Pearl Harbour con la intención de invadir las islas Hawaii. En la época de los barcos de petróleo tomar Hawaii significaba dejar a los Estados Unidos sin ninguna base en el Pacífico y sin la capacidad virtual de contraatacar. Sin embargo, el fallo de no encontrar los portaaviones Enterprise y Lexington y hundirlos durante esa batalla y la posterior derrota en la segunda intentona de la Batalla de Midway les dejó sin posibilidades. Puesta en marcha la casi inagotable capacidad industrial de los Estados Unidos, les bastaba un punto de apoyo en el Pacífico para ganar aquella guerra.
Se admiten comentarios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan tus reseñas históricas, tienes una fiel lectora en ese aspecto.