miércoles, 4 de junio de 2008

Cordobeses on the beach

Perezoso, dubitativo, va llegando el verano. Es esa época del año dónde los cordobeses invaden Los Boliches, mi remanso de paz costera. Los finlandeses, aves migratorias, se marchan para veranear en los mil lagos.
Es en esos críticos momentos cuando se produce el desembarco. El 1 de julio es nuestro día D. Es la fecha de nuestra "Operación Overlord". Quien haya venido aquí en estas fechas, comprenderá lo que le digo. Porque la familia cordobesa media no va a la playa, se despliega.
El centro de dicho despliegue lo constituye el Comandante en Jefe de dicha formación paramilitar, es decir, la suegra. La suegra llega cargando, normalmente, con su propia impedimenta, es decir, una silla más grande que ella, y ejerce, además, las labores de grupo de reconocimiento. La selección del lugar es fundamental. Tiene que cumplir varios requisitos. El más importante es la superficie a ocupar. Cómo mínimo debe ser un polígono aproximadamente con forma cuadrangular o trapezoidal, con el lado menor apuntando al frente, y no menos de unos nueve metros cuadrados y hasta unos veinticinco o treinta. El segundo requisito es que debe estar lo suficientemente lejos del mar para que toda la familia se queme bien los pies cada vez que se quieran bañar. Asimismo debe permitir otear los posibles movimientos de tropas auxiliares, tipo hijo o yerno, en la barra del chiringuito.
Hecho esto comienza el despliegue de los elementos imprescindibles del puesto de mando. A saber: dos o más sombrillas, tipo carpa circense; diversas tumbonas y sillas, todas alrededor y bien pegaditas a la de la suegra, que, por supuesto, queda en el centro; varias neveras, al menos tres, llenas de cervezas de litro, y refrescos para los niños de una variedad inusitada, que no nos falte de ná. Más la correspondiente logística de decenas de tupperware llenos de filetes empanados, tortillas variadas, así como todo tipo de guisos de suyo completamente inapropiados para la canícula malagueña tales como incluso unas lentejitas (sic.).
A partir de ahí comienza la suegra su misión fundamental que es incordiar a todo bicho viviente. Empezando por la hija o nuera, pasando por los nietos, yernos e hijos y terminando por todo el vecindario. Porque lo único que diferencia a la suegra de un recio sargento de batallón del Cuerpo de Marines es que sus voces de mando, en lugar de ser roncos y varoniles gritos, consisten en agudos chillidos que desafían las leyes de la física.
Miedo me da.

1 comentario:

ladychena dijo...

Jajajaja!!! lo que me he reido.

¡Qué te sea leveee!