jueves, 2 de octubre de 2008

Elecciones USA VI (Los Veeps)

Los Veeps, o VP, son los candidatos a Vicepresidente (o Vicepresidenta) que acompaña a cada uno de los presidenciables. También los llaman "running mates" (compañeros de carrera). En los últimos años el papel de los candidatos a Vicepresidente ha ido tomando relevancia. Tradicionalmente el papel del Vicepresidente se limita a presidir el Senado en la sesiones solemnes y a "cumplir su deber constitucional de mantenerse vivo" (vgr. John Hoynes, Vicepresidente en West Wing).
Sin embargo, el papel de Veeps tan influyentes como George H.W. Bush (padre), durante el mandato de Reagan, y el de Al Gore, durante el mandato de Clinton, por no hablar del un tanto vidrioso, y en ocasiones siniestro, papel de Dick Cheney, actual detentador del cargo bajo George W. Bush, han hecho que su importancia vaya en aumento en la últimas citas con las urnas.
La ortodoxia de la doctrina electoral dice que lo mejor que puede hacer un "Veep" es acaparar un poco de atención en los días posteriores a su nombramiento, intentar ser complementario del candidato, y buscar votos y apoyos en los sitios en que su compañero de "ticket" no es fuerte o tiene una imagen más debilitada. Y no ser noticia.
Este año los Veeps de ambos partidos son bien distintos. En primer lugar tenemos a Joe Biden, acompañante de Barack Obama. Biden es Senador por Delaware, con más de treinta años de experiencia y preside el poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado. En cierto modo, Biden es justo lo contrario que Obama. Es un Demócrata de la Costa Este, de cierta élite intelectual, aunque de orígenes humildes. Votó a favor de la guerra de Irak. Pero es un fuerte defensor de la clase media. Es un orador brillante y su retórica en los debates le han ganado la reputación de ser uno de los enemigos peligrosos en ese campo. Ha sido elegido por Obama por su fuerte posición en los sindicatos y las bases más tradicionales del Partido Demócrata.
Del lado republicano tenemos una de las grandes novedades de la campaña que es la Gobernadora del Estado de Alaska, Sarah Palin. Palin es una total desconocida en la política nacional norteamericana. Alaska es un territorio equivalente a tres veces y media España, en su mayor parte un gran bloque de hielo, con menos población que la provincia de Córdoba, por ejemplo. La única relevancia de Alaska en la política nacional es que tiene las mayores reservas de petróleo después de Texas, aunque bastante más difíciles de extraer, por razones obvias. Por eso el Gobernador de Alaska realmente no pinta nada en la política nacional. Palin no tiene una trayectoria clara, más allá de un conservadurismo tradicional a rajatabla. Madre de cinco hijos, a Palin sólo se le conocen dos opiniones fuertes: está a favor del derecho a portar armas, y de la extracción masiva de petróleo en su Estado. La elección de Palin obedece a dos factores. En primer lugar, es un guiño a las bases más conservadoras del Partido Republicano a quienes McCain crea cierto recelo. En segundo, es un intento de captar voto, fundamentalmente femenino, entre los demócratas e independientes que quedaron decepcionados por la derrota de Hillary Clinton en el bando demócrata. Esto último ha sido tan patente y burdo que ha dejado la nominación de la Gobernadora como un truco barato.
El jueves por la noche interrumpí mi sueño para verlos debatir. Aparentemente no fue un debate decisivo. Todo el mundo esperaba que la inexperta Gobernadora fuese aplastada por la experiencia y solidez de Biden. En un análisis inicial, Palin pasó el examen con un aprobado justito gracias a parrafadas que se notaban aprendidas casi de memoria, como leídas en un "teleprompter" interno. El Senador Biden desaprovechó, de forma incluso sorpresiva, varios fallos en la argumentación prefabricada de la Gobernadora. Sin embargo, quedó claro su total dominio de la política internacional. Este resultado sólo se podía deber a un motivo. Con Obama disparado en las encuestas con una ventaja de entre 7 y 9 puntos porcentuales, era preferible evitar una imagen arrogante de Biden que podría despertar las simpatías hacia Palin, especialmente entre las mujeres. Lo más escandaloso fue cuando, al ser preguntada sobre su opinión del actual Vicepresidente, Cheney, ella contestó descaradamente con el mismo párrafo de hacía media hora sobre la política energética.
Sin embargo, tras leer varios de los comentarios más autorizados en la prensa norteamericana Palin tuvo cometió varios errores que, inicialmente, yo no percibí (tampoco está uno muy fino a las 3 de la mañana) y que han tenido su reflejo en la encuesta. Palin intentó dar una imagen de persona cercana al pueblo, dibujando a Biden como un burócrata de Washington. Pero sobreactuó. Ciertamente, guiñó en tres ocasiones sus lindos ojos (no en vano fue Miss Alaska) al público en un gesto de complicidad. Resultó vulgar y puso en evidencia su talón de Aquiles, la imagen de persona superficial. John McCain es un hombre de 71 años que ha sufrido varias operaciones por cáncer de piel. Poneos en la piel de un ciudadano americano medio. Imaginad que vuestro Presidente muere y el botón nuclear queda en manos de una persona que dice que no le importaría declararle la guerra a Rusia por el conflicto de Georgia. Ella dice estar preparada por ser, durante dos años como Gobernadora, Comandante de la Guardia Nacional de Alaska (unos 2.000 hombres). Es algo así como si mi amigo Curro Jiménez dijera que podría ser un buen Ministro de Defensa porque, como alcalde, es el Jefe de la Policía Local de Utrera.

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