jueves, 25 de octubre de 2007

Casablanca

No me gustan los mitos. Tiendo a destruirlos. Al final me quedé con la frase de Dylan "No sigas a los líderes". Pero Casablanca es uno de esos lugares comunes dónde uno nunca lamenta volver.

Parece que no se hacen películas así. Ese guión afilado como un cuchillo, dónde ninguna frase está para rellenar tiempo. Ese montaje dónde cada plano, cada secuencia, tiene un significado fundamental.

Es una historia de amor y desamor, llena de romanticismo pero aderezado todo ello con la salsa de la ironía y el cinismo del protagonista y su réplica el Capitán Renault, prefecto de policía. El duelo fundamental de esa película es entre los dos personajes, (¿Don Quijote y Sancho Panza?) que acaban superando su cinismo y desengaño para unirse a una causa superior.

Es, por tanto, también una historia sobre la capacidad del hombre de sacrificarse y superar sus propias miserias en pos de un ideal. Todo condensado en tan sólo 102 minutos de metraje.
Y por supuesto, we'll always have Paris.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor de la película fue la compañía que tuve al verla.